sábado, 20 de octubre de 2012

Transe.


Yo no decido cuando y que escribir. Escribo sin pensar. Cada palabra no conoce la siguiente. Escribo cuando ya no doy a más, no cuando pienso, si no cuando me lleno demasiado, de todo, de todo lo que me rodea, que se vea o no se vea. Escribo cuando me duele demasiado, y cuando amo demasiado. No elijo nada, lo hago sin pensarlo, me dejo llevar por mis manos. La pluma me hechiza.
 No se que poner, ya no me sale nada, ¿es asi como debo terminar esta carta? 
Soledad, hoy me inunda la soledad, me agarra con sus manos blancas por la yugular, me hace el amor, y entrelaza sus piernas con las mías para no dejarme caminar. No se lo que escribo, estoy poseído  con esta ausencia. No me encuentro, no se ahora quien soy. Cuando llegará el punto final, ¿ahora? no se sabe. No borro lo que escribo, es continuo, y mientras los escribo, lo susurro a algún oído. Aunque ahora, solo me escucho a mi mismo. Si intento cambiar lo que escribo sin pensar por algo estructurado, se me va lo que siento, se me va la inspiración.  Y esta es la soledad, eso es lo que me cubre, y me da calor hoy. El frió dando calor.
 Soledad, mi vista periférica no nota el movimiento de su cuerpo, de mi mano en su cuerpo. Soledad, estoy cansado, no se que más escribir, no tengo ganas de escribir, si lo que escribo no llega al puerto que quiero. Se ahoga en la tormenta antes de llegar. Se perdió, la mariposa voló, libre. Y yo me quede en tierra. Eligió volar, lejos. Soledad, pasea conmigo, un rato.

Se rompe el conjuro, me doy cuenta de lo que he escrito. Y lo leo, y no parezco yo. Me pregunto, que parte de mi escribió, porque no siento haber escrito esto, o tal vez no quiera pensar que si lo he hecho.
Y me percato de la realidad. Esta sonando el teléfono, pero suena como si estuviera bajo agua... Yo, escuchando el aire entre cuatro paredes que son cada vez mas pequeñas de lo que parecen, por el simple hecho, de que no te veo. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario